La función de Gestor de Patrimonio Cultural es diferente de
la que realizan otras profesiones relacionadas con dicho Patrimonio.
El Gestor de Patrimonio Cultural no es un artista, ni un conservador
de museos, ni un arqueólogo, ni un historiador del arte, ni un
restaurador, ni un arquitecto, aunque puede provenir de cualquiera de
estas profesiones o de muchas otras.
El Gestor de Patrimonio Cultural es, eminentemente,
un administrador de recursos, y su formación, ampliamente
multidisciplinar, requiere, primordialmente, un amplio y exhaustivo
conocimiento específico acerca del elemento del Patrimonio Cultural
que haya de gestionar, y, además, múltiples y variados
conocimientos que incluyen, entre otros, desde las técnicas de
administración de empresas a la dirección de recursos
humanos y al marketing cultural.
En conseguir hacer compatible la conservación del bien cultural
que se le haya encomendado con la obtención de una rentabilidad
social, cultural y económica del mismo, administrando eficientemente
los recursos puestos a su disposición, consiste lo esencial de
la función del gestor de Patrimonio Cultural.
No es una tarea fácil, y para ello los gestores de Patrimonio
Cultural necesitan, además de la amplísima formación
a que nos hemos referido, una gran dosis de imaginación y mucha
creatividad.
El hecho de que la explotación del Patrimonio Cultural como recurso
económico lo exponga a la erosión potencial ocasionada
por enormes masas de visitantes incrementa la complejidad de su gestión,
al tener que resolver satisfactoriamente la multitud de problemas que
origina la tensión entre explotación y conservación.
Trayectoria histórica de la profesión de Gestor de Patrimonio
Cultural
Si sólo en la segunda mitad de este siglo se puede decir que
la preocupación por la preservación del Patrimonio Cultural
haya arraigado como prioridad social, la gestión de dicho Patrimonio
con técnicas y procedimientos modernos ha dejado mucho que desear.
Sin negar la existencia aislada de buenos gestores, es innegable que,
hasta hace pocos años, esta gestión se ha realizado, sobre
todo, con criterios intuitivos y voluntaristas, a falta de la preparación
específica que habría sido necesaria para dar respuesta
a los múltiples y complejos aspectos que convergen en el hecho
del Patrimonio Cultural. Ello ha ocasionado la adopción de decisiones
que han resultado, en muchas ocasiones, catastróficas para nuestro
Patrimonio.
Las universidades españolas, como en tantas otras ocasiones,
han detectado acertadamente esta nueva preocupación social por
el Patrimonio y la necesidad de una nueva profesión que gestione
el mismo con técnicas y procedimientos adecuados. Es así
como, en los últimos años, han aparecido los estudios
de post-grado en Gestión de Patrimonio Cultural que ofrecen diversas
universidades, de las que ya han surgido varias promociones de titulados
que, al conocimiento obtenido en su carrera de origen, unen las modernas
técnicas aprendidas en los estudios de post-grado y que les son
necesarias para administrar adecuadamente el elemento de Patrimonio
Cultural cuya gestión se les encargue.
A estos nuevos profesionales procedentes de la universidad se unen,
en la Asociación Española de Gestores de Patrimonio Cultural
aquellos otros profesionales y empresas con una experiencia demostrada
de buen hacer en el campo de la Gestión del Patrimonio Cultural.
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